martes, 30 de noviembre de 2010

SANTO TOMÁS


ANÁLISIS – ESQUEMA DEL TEXTO

La cuestión segunda de la Suma Teológica se propone analizar los tres problemas siguientes (tras una introducción):

  •        Si la existencia de Dios es una verdad evidente ARTÍCULO 1
  •        Si es demostrable ARTICULO 2
  •        Cómo se puede demostrar ARTÍCULO 3
Los tres artículos forman un conjunto en progresión constante, que tiene su conclusión en las pruebas de la existencia de Dios (Vías).

ES UNA PROPOSICIÓN EVIDENTE (ART 1)
Sí así fuera nada quedaría por hacer, ni por parte del teólogo, ni tampoco del filósofo; no tendría sentido la fe y muchos menos, la demostración.
Con su posición Aquino se distancia de una importante tradición cristiana anterior: la defendida por S. Juan Damasceno, San Anselmo y el iluminismo agustiniano.
Sostiene que no es una idea innata (en él no cabe el innatismo como explicación del conocimiento), ni aunque quiera entenderse como la razón de la felicidad humana, pues no todos coinciden en su contenido, al igual que “conocer que alguien llega no es conocer a Pedro, aunque sea Pedro el que llega”.
Tampoco en el concepto de Dios está implicada su existencia (argumento ontológico), pues ello supone saltar del orden lógico (pensamiento) al orden ontológico (realidad), a lo que nadie está legitimado. O lo que es lo mismo: de la existencia mental a la extramental sólo se puede ir mediante mediante una justificación adecuada.
Y no es evidente finalmente, porque de la proposición evidente “la verdad existe” no podemos deducir la existencia de la proposición “la 1ª verdad existe”.
RESPUESTA: distingue dos clases de evidencia: absoluta y relativa, esto es, evidencia en sí y evidencia para nosotros, o también evidencia ontológica (del ser de la cosa) y evidencia noética (del conocimiento de la cosa)
CONCLUYE: afirmando que la proposición “Dios existe” necesita ser demostrada… por sus efectos, es decir, que tampoco cabe ninguna prueba a priori; sólo a posteriori (examinando los efectos divinos) puede conocerse la existencia de Dios. Aunque Dios exista, necesitamos demostrarlo mediante cosas evidentes para nosotros…
Se opone pues a ontologistas, tradicionalistas y aprioristas.
SI LA EXISTENCIA DE DIOS ES DEMOSTRABLE ART 2
Se opone a agnósticos y ateos  
En tanto que seres humanos “cuando vemos un efecto con más claridad que su causa, por el efecto venimos en el conocimiento de la causa”. La conexión efecto-causa implica la admisión del principio de causalidad. Todo efecto depende  en el ser del principio de donde procede, es decir, de su causa, y, por ello, no puede tener explicación en sí mismo, exigiendo un fundamento objetivo trascendente.
En conclusión la existencia de Dios es demostrable por los efectos que nosotros conocemos.
SI DIOS EXISTE ART 3
Cada vía empieza con un punto de partida y concluye en un punto terminal. Hay un puente que establece el enlace entre ellos (el principio de causalidad), seguido de una base que no incluían las pruebas anteriores: imposibilidad de proceder al infinito en la serie (apuntes).

Críticas a las demostraciones tomistas

Las vías tomistas han sido discutidas por diversos autores, la mayoría de las veces en un tono crítico. Dejando de lado a quienes se han centrado en su carácter argumentativo o demostrativo, las objeciones más importantes que se han planteado son las siguientes:

1. En primer lugar, autores empiristas como Hume han rechazado el principio de causalidad que se aplica en cada una de las vías. Un principio tan sencillo como “todo efecto tiene su causa” puede también resultar problemático: Hume defiende que este tipo de proposiciones incluyen conceptos abstractos, de los que no tenemos impresión alguna, y además se basan en la suposición de que la naturaleza funciona de un modo regular y constante.
También contra la aplicación del principio de causalidad se dirige la crítica kantiana. Para este autor alemán, el problema de las vías tomistas no es que utilicen el principio de causalidad (algo legítimo para el autor de la Crítica de la razón pura), sino que trate de encontrar en un objeto del que no tenemos experiencia (Dios) la causa primera de aquello de lo que sí tenemos experiencia sensible (el mundo). Se puede utilizar el principio de causalidad, pero no más allá de los límites que la naturaleza impone. Por ello no será posible, para Kant, ningún tipo de demostración de la existencia de Dios.

2. En segundo lugar, la negación de una cadena causal hasta el infinito es una postura personal. ¿Por qué no admitir, como hacía la cosmología griega, que el mundo es eterno, que es un conjunto de materia existente desde siempre y sometido a una serie de leyes? De hecho, esa negación de una cadena causal nos obliga, en la construcción argumental, a desembocar en un origen, con lo que de un modo implícito introduce la necesidad de Dios. Cabría admitir otra serie de posibilidades: negar ese “horror al infinito” y aceptar un universo eterno, o afirmar, como hacen algunas teorías científicas modernas, que el mundo proviene del azar. En tal caso habría un origen, tal y como afirman las vías tomistas, pero no tendría por qué ser un ser superior, sino tan sólo los azarosos procesos naturales.

3) En tercer lugar, se ha cuestionado mucho la conclusión de las vías. En esta línea, se ha dicho que las vías demostrarían, en el mejor de los casos, la existencia de un motor inmóvil, causa incausada, ser necesario, ser perfecto, inteligencia suprema. Sería el “Dios de los filósofos”, un Dios conceptual que en nada se parece al Dios de cada una de las grandes religiones, y tampoco al de la cristiana, que defiende la existencia de un Dios personal, preocupado por lo que le ocurre al ser humano. El salto que hay desde el Dios de las vías tomistas hasta el Dios de los cristianos es insalvable para las vías, e incluye unas connotaciones morales, religiosas y teológicas que escapan a la capacidad demostrativa de las mismas. De hecho, nada impide que ese ser superior que ha creado el mundo tenga unas características morales opuestas a las que tradicionalmente se han asociado al Dios de cada una de las religiones.


  Comentario de texto. Conceptos


Suma Teológica. Art. 1 “Por consiguiente, afirmo que la proposición “Dios existe” es evidente en sí misma… a saber por sus efectos”.
El texto pertenece a la Suma Teológica, obra cumbre de Tomás de Aquino, (autor escolástico del s. XIII) a la que éste dedicó la mayor parte de su vida. En esta obra realiza la segunda gran síntesis medieval, cuyo objetivo no es otro que compatibilizar los principios esenciales de la filosofía aristotélica con el cristianismo, tarea en la que sigue los pasos de otros filósofos como Avicena (que combinó el Islam con el aristotelismo) o Maimónides (que desarrolló esta misma tarea respecto al judaísmo). Para darnos cuenta de las dificultades de la labor asumida por nuestro autor, hemos de tener en cuenta que a comienzos del siglo XIII algunas de las obras de Aristóteles estaban prohibidas y se consideraban inconciliables con las tesis fundamentales del cristianismo. En cualquier caso, no ha de pensarse que Sto. Tomás se limita a “copiar” a Aristóteles, sino que creó todo un sistema filosófico en el que se advierten también otras influencias como las del propio Platón, San Agustín o Avicena. Por todo ello, su filosofía no estará extensa de tensiones teóricas, al ser un pensamiento que aspira a integrar la complejidad de la realidad y las cuestiones teológicas más profundas. Por todo ello, no sólo es uno de los máximos representantes del pensamiento escolástico, sino que ejerció una enorme influencia a lo largo de toda la Edad Media.
 La Suma teológica,  que como ya hemos dicho más arriba, es la obra clave de Tomás de Aquino, a la que dedicó prácticamente toda su vida y dejó inconclusa. Escrita en varios volúmenes, esta obra trata, como el título indica, temas eminentemente teológicos: la existencia de Dios, las relaciones entre razón y fe, la naturaleza o esencia de Dios… Es en esta obra en la que aparecen las famosas cinco vías, que son las propuestas tomistas para llegar racionalmente a la existencia de Dios. Aunque el sello aristotélico es evidente, en toda la Suma se puede apreciar otra característica definitoria del pensamiento medieval: la subordinación de la filosofía a la teología. Así, todos los principios filosóficos están en esta obra orientados a la resolución de problemas teológicos. En la Suma Teológica podemos asistir por tanto a todo un compendio del pensamiento medieval, en el que todos los temas filosóficos (metafísica, teoría del conocimiento, ética, política…) aparecerán enfocados desde un punto de vista teológico y religioso.
En cuanto al texto,  su tema central es la evidencia de la existencia de Dios (Cuestión Segunda. Art. I) Siguiendo el método escolástico, Sto. Tomás no escribe directamente la demostración de la existencia de Dios, sino que se enfrenta también a las cuestiones previas a la misma. Y la primera de ellas es precisamente la que se aborda en este texto: ¿Es la existencia de Dios evidente? Tal pregunta tiene sentido, pues si efectivamente fuera evidente, demostrar la existencia de Dios carecería de sentido. La respuesta tomista es muy ingeniosa: la existencia de Dios es evidente en sí misma, es decir, la existencia como predicado no añade nada al sujeto Dios. Sin embargo, nosotros sólo alcanzamos un conocimiento imperfecto y limitado de la esencia de Dios, y por ello afirma Sto. Tomás que la existencia de Dios no es evidente para nosotros. Siendo así, el ser humano necesita demostrar la existencia de Dios, y Sto. Tomás se propone hacerlo tomando como punto de partida lo que nos es más cercano, es decir, los efectos de Dios, algo sobre lo que hablaremos en la próxima pregunta (son los apuntes).
      Conceptos que pueden aparecer subrayados en este fragmento del Art,1
Evidente en sí misma: Algo es evidente en sí mismo cuando la información del predicado está ya contenida en el sujeto. Se trata de una condición lógica similar a la que caracterizará, ya en la modernidad, los juicios analíticos kantianos.
Existencia: es el atributo esencial de Dios. Como dice Sto. Tomás, Dios es su propia existencia, es decir, Dios es el único ser en cuya esencia está incluida la existencia. De este modo, Dios es el ser necesario, aquel que no puede no existir. Por ello, basta con conocer suficientemente la naturaleza divina para admitir inmediatamente su existencia.
Evidente para nosotros: es aquella proposición en la que la relación de evidencia que se establece entre sujeto y predicado es conocida por nosotros. Se podría decir que la evidencia para nosotros es una evidencia “a escala humana”, adaptada a las imperfecciones y limitaciones propias del conocimiento humano. Para que algo sea evidente para nosotros se requiere un conocimiento exhaustivo y profundo tanto del sujeto como del predicado, lo cual en algunos casos (como el de la naturaleza divina) no es posible.
Demostrar: para Sto. Tomás, demostrar es “hacer ver” por medio de la razón algo cuya naturaleza nos es suficientemente conocida, y que no es evidente para nosotros. Si aplicamos esto a la existencia de Dios, parece que no sería demostrable, pues nuestro conocimiento de Dios es limitado e imperfecto. Sin embargo, Sto. Tomás se muestra convencido de que es posible demostrar la existencia de Dios partiendo de sus efectos.
Efectos: es todo aquello que procede de una causa. En el pensamiento tomista este término cobra un especial significado, ya que considerará los “efectos” como todo lo creado por Dios, siendo así estos el punto de partida para demostración de la existencia de Dios. Partiendo de todo lo que Dios ha creado, podemos llegar a demostrar su existencia, al menos como causa primera de la realidad.