martes, 4 de enero de 2011

DESCARTES

LA FILOSOFÍA MODERNA
A.  EL RENACIMIENTO Y LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA: CARACTERÍSTICAS GENERALES
Desde el punto de vista de la historia del pensamiento filosófico y científico, el Renacimiento (s.XV-XVI) puede ser caracterizado como un período de transición entre la filosofía medieval y la filosofía moderna. Las fuerzas culturales más significativas que operan en este período son: el humanismo, la reforma protestante y el avance ininterrumpido de la ciencia. De estas tres fuerzas, la que más hondamente influye en el advenimiento de la modernidad es, sin duda, la ciencia. El progreso científico en esta época se vio impulsado por dos factores: 1. por las necesidades de tipo técnico (armamento, navegación, etc.) y 2. por el descubrimiento de los textos de los científicos griegos, especialmente Arquímedes y el pitagorismo. La recuperación de los clásicos (Florencia→ Platónicos; Padua→ Aristotélicos), característica del Renacimiento en sus diversas manifestaciones culturales, influyó positivamente en la configuración de la ciencia moderna, cuyo triunfo definitivo tendrá lugar en el siglo XVII.
1.   CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL RENACIMIENTO.
Si nos limitamos a algunos aspectos de la cultura, como el arte, está claro que el renacimiento representa una vuelta a los gustos y a los cánones clásicos, con el consiguiente abandono del estilo y modos medievales. Pero si en vez de fijarnos tan sólo en el Renacimiento italiano, dirigimos la mirada a toda Europa y a todos los aspectos de la sociedad y la cultura, resulta más difícil caracterizar el período renacentista. ¿Por qué?
Porque muchos acontecimientos del Renacimiento tienen su origen en la última etapa de la Edad Media. Destacamos las siguientes características:
1/ En el terreno político: la creación de los estados nacionales acaecida al final de la Edad Media.
2/ En lo económico: la aparición de una burguesía capitalista que ejerce un papel preponderante en la sociedad y la política.
3/ En el terreno filosófico se volvió a las fuentes de la filosofía griega, cuyos inicios se remontan al siglo XIII y se acentuó tras la caída de Constantinopla, con la llegada a Occidente de muchos sabios bizantinos con sus bibliotecas. Hubo un resurgir de los sistemas filosóficos griegos, especialmente platonismo y aristotelismo. Los filósofos renacentistas más importantes serán Giordano Bruno, Maquiavelo, Bacon.
4/ En el orden de los descubrimientos, en el siglo XV tienen lugar importantes avances y perfeccionamientos técnicos. El desarrollo de la cartografía, las técnicas de navegación y la brújula hacen posible la expansión marítima y comercial, el descubrimiento de América, etc.
La utilización de la pólvora con fines bélicos favorece el fortalecimiento del poder real frente a la nobleza, cuyos castillos resultan abatibles a golpe de cañón. Finalmente, el descubrimiento de la imprenta facilita la expansión cultural, las ediciones de los clásicos por parte de los humanistas y la circulación de los textos bíblicos, que favoreció la reforma religiosa.
5/ En el terreno religioso se produce la reforma protestante con las rebelión de Lutero en 1517. Del lado católico, se funda la Compañía de Jesús, y con el Concilio de Trento se inicia la contrarreforma.
En resumen, los siglos XV y XVI recogen muchas de las transformaciones iniciadas al final de la Edad Media y consolidan las bases de lo que será la era moderna, en el primer tercio del siglo XVII. En las primeras décadas del siglo XVII se asienta definitivamente la ciencia y comienza la filosofía moderna. Los máximos protagonistas de este doble acontecimiento serán Galileo y Descartes, respectivamente.
2.    LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
Podemos decir que comienza con la publicación en 1543 de la obra de Copérnico: “SOBRE LAS REVOLUCIONES DE LAS ÓRBITAS CELESTES”
La batalla comenzó cuando Kepler y Galileo defendieron públicamente la hipótesis copernicana del heliocentrismo.
Así comienza la revolución científica: el modelo aristotélico-ptolemaico, que había prevalecido durante catorce siglos, es sustituido por otro modelo científico. ¿Por qué sucedió esto?
En primer lugar porque el sistema antiguo no explicaba muchos hechos.
En segundo lugar porque se retornó a los ideales científicos del platonismo y el pitagorismo: mientras que para los aristotélicos las matemáticas eran una ciencia secundaria que no valía para interpretar la realidad, Galileo considera que las matemáticas son el lenguaje mismo de la realidad.
A/ NUEVA IMAGEN DEL UNIVERSO
El modelo aristotélico-ptolemaico que perduró durante toda la Edad Media se caracterizaba:
1/ Geocentrismo
2/ Esfericidad del Universo
3/ Heterogeneidad del Universo
4/ Causa extrínseca e inmaterial del Universo
Pues bien, esta es la imagen del Universo que fue sustituida gradualmente a partir de Copérnico. La nueva imagen - que sigue siendo la actual- difiere punto por punto de la antigua:
1/ Heliocentrismo
2/ Órbitas elípticas
3/ Homogeneidad del Universo
4/ El concepto de "fuerza” (la nueva explicación será la teoría de la gravitación universal de Newton, que Galileo y Kepler, en particular, habían anticipado).
5/ Algunos autores como Bruno o Galileo postularon la hipótesis de un Universo infinito.
B/ NUEVA CONCEPCIÓN DE LA CIENCIA Y NUEVO MÉTODO CIENTÍFICO
→ LA NUEVA CIENCIA adoptó el ideal platónico pitagórico de matematización de la naturaleza. Estas son las principales características de la nueva ciencia en contraposición a la ciencia aristotélica:
1/ La máquina como modelo: La ciencia aristotélica tomaba como modelo el organismo vivo. Ahora, el modelo es la máquina, y en concreto el reloj.
2/ El Universo está compuesto de piezas extensas que están en movimiento. Se eliminan los elementos fundamentales de la ciencia aristotélica: las cualidades y los fines. La nueva ciencia es cuantitativa y no toma en consideración los fines.
3/ La matematización del Universo: Sólo se considera real lo que se puede matematizar: cantidad, extensión y movimiento.
→ NUEVO MÉTODO CIENTÍFICO:
Debemos a Galileo el nuevo método científico, el método hipotético-deductivo, que se aleja de la metodología aristotélica.
*      Presupuestos del método:
§  La autoridad de los antiguos pierde valor.
§  Simplicidad de la naturaleza: Es decir, la naturaleza se sirve siempre de los medios más fáciles y simples. Es el famoso principio de economía.
§  La Naturaleza presenta un orden racional y necesario, formulable en términos matemáticos. La nueva ciencia es racionalista, porque la razón es más fiable que los sentidos.
*      El método hipotético-deductivo:
Galileo se inspiró en el método de "resolución y composición" de la escuela de medicina de Padua, donde había sido profesor de matemáticas. Este método tiene tres pasos:
1/ Resolución: Se analiza el fenómeno a estudiar y se lo reduce (o resuelve) a sus propiedades esenciales.
2/ Composición: Se construye una hipótesis y se deducen matemáticamente las consecuencias de la misma. Este es el momento fundamental del método, y por ello se le llamará más tarde método hipotético-deductivo.
3/ Resolución: Se pone a prueba la hipótesis realizando experimentos que comprueben la veracidad de las consecuencias deducidas de tal hipótesis.

B. EL RACIONALISMO CONTINENTAL: DESCARTES

1)   DESCARTES EN EL CONTEXTO Y PROBLEMÁTICA DE LA FILOSOFÍA MODERNA
*       René Descartes nace en Turena (1596-1650), de familia noble y acomodada, lo que le permite dedicarse al estudio. Cursa sus estudios en el colegio de los jesuitas de La Fleche, y se forma en la filosofía escolástica renovada por Suárez. Allí percibe la inconsistencia y confusión del saber de su tiempo, lo que le llevará posteriormente a construir un sistema filosófico que resuelva esa incertidumbre generalizada, encontrando en la razón humana la roca firme sobre la que construir un sistema de conocimiento que resista el ataque de la duda, una filosofía en la que el error no tenga cabida. Su filosofía se desarrolla a lo largo del siglo XVII.
*      El siglo XVII es un siglo inquieto. Tras una época de esperanza como fue el Renacimiento, sucede un periodo de crisis y desequilibrios que puede reconocerse en la agitada escenografía del Barroco. En este siglo se buscan soluciones para los problemas religiosos, políticos, económicos que estaban afectando a toda Europa.
Tres realidades caracterizan este siglo: el absolutismo; la contrarreforma; el triunfo definitivo de la nueva ciencia (punto anterior). Esta última será la que más influya en la modernidad: Copérnico (heliocentrismo), Kepler (leyes planetarias), Galileo (método experimental), a caballo entre los siglos XVI y XVII asientan los pilares de una nueva manera de hacer ciencia que irá unido a un renacer de una nueva forma de hacer filosofía.
  El siglo XVII se enfrenta a una crisis de la razón. Las universidades entran en decadencia. La filosofía escolástica ha perdido fuerza creativa. La nueva ciencia ha provocado el hundimiento de la imagen aristotélica del mundo, y por todas partes se buscan nuevos horizontes intelectuales. La Biblia deja de ser un libro con respuestas para todo, y los teólogos pierden influencia.
Los descubrimientos científicos de esta época son fruto de la RAZÓN. Esto indica una relación muy estrecha entre el pensar científico y el pensar filosófico. Las matemáticas y los principios matemáticos serán la base para todo pensar científico y filosófico. Serán el modelo del saber al que habrá que acudir como modelo de todo razonamiento lógico. La matemática es entendida no como creadora de teoremas, sino como la ciencia que es capaz de dar una estructura a la realidad, es decir, poner orden en todo el desorden aparente. De este modo para conocer el mundo, nuestra mente tiene que participar de algún modo de la estructura matemática de la realidad, y tiene que ser, en alguna medida matemática también.
→ En este contexto, Descartes pretenderá reconstruir la filosofía y la ciencia desde sus mismos cimientos. Por eso con el racionalismo de Descartes se inaugura una nueva época para la filosofía: la filosofía moderna. Los límites de la filosofía moderna no son precisos: puede situarse en la época que abarca desde 1637 (fecha de la publicación del “Discurso del método”) hasta Kant (s .XVIII).
*      PODEMOS SEÑALAR DOS PERIODOS:
1. El primer periodo de la filosofía moderna es original y creador; está dominado por dos grandes corrientes de pensamiento: el racionalismo y el empirismo; cuyas áreas geográficas van a ser Europa continental (racionalismo)  y las Islas Británicas (empirismo).
2. Un segundo periodo supone la asimilación y la difusión de ésta filosofía moderna: la Ilustración. Coincide con el decurso del siglo XVIII y se desarrolla principalmente en Alemania, Francia e Inglaterra. Todo este periodo culmina con la obra de Kant, un sistema original donde se combinan empirismo y racionalismo y donde confluyen los intereses de toda la época moderna, Kant supone la superación de la modernidad.

*      CARACTERÍSTICAS  GENERALES DE LA FILOSOFÍA MODERNA:
1.    En la Edad Moderna el tema del conocimiento va a pasar a ser un tema tan importante como pudo ser en la Edad Media el de la razón-fe o el de conseguir la síntesis entre pensamiento pagano y cristiano.
Este interés por el conocimiento se debe a diversos factores: uno de los principales es el balance negativo que se hace de la tradición filosófica anterior, fundamentalmente la escolástica: la constatación de la existencia de teorías contrapuestas en filosofía, a diferencia de lo que sucedía en las matemáticas o física de la época; rechazo del argumento de autoridad como garantía de verdad, y el papel o importancia que adquiere el sujeto en la búsqueda de la verdad. Esta es, pues, la primera vez en la Historia del pensamiento en que se considera la cuestión del conocimiento como previa a todo otro análisis de la realidad; interesa el tema del conocimiento con vistas a una aprensión más perfecta de la realidad.
Empiristas y racionalistas se cuestionarán cuál es la vía o el método que nos permite obtener conocimientos ciertos y seguros, y cuál es la naturaleza y alcance de nuestros conocimientos. La diferencia entre ambas corrientes reside precisamente en la forma que tienen de enfocar e intentar resolver la fundamentación de este conocimiento (razón o experiencia).
2.    Las matemáticas modelo del saber:  El triunfo de la ciencia
influirá decisivamente en ambas corrientes: método matemático→ racionalismo y experimental →empirismo
3.  En esta época la filosofía y la razón alcanzan una autonomía plena, es decir, ésta no está ni coartada ni controlada por nada que sea exterior a ella, ya sea la tradición, la autoridad o la fe. La razón será el nuevo tribunal que juzgue sobre la verdad de cuestiones tanto teóricas como prácticas, va a ser principio y fundamento del saber.
*      EL RACIONALISMO
El Racionalismo es una corriente filosófica del siglo XVII a la que pertenecen Descartes, Leibniz, Spinoza y Malebranche, y que se sitúa generalmente frente a otra corriente muy poderosa que se conoce como el Empirismo representado por Locke, Berkeley y Hume. Esta corriente se caracteriza por:
1. Confianza absoluta en la razón: esta característica no es exclusiva del racionalismo del s. XVII, realmente es la tendencia imperante en la filosofía occidental desde sus comienzos, aunque en el racionalismo llega a  uno de sus  momentos cumbre. Para los racionalistas la razón es la única fuente de verdad.
2. Rechazo de los sentidos: la razón puede llegar al conocimiento sin necesidad de acudir a los sentidos. El conocimiento tiene su origen en la razón (oposición entre racionalismo-empirismo). El conocimiento científico es sinónimo de conocimiento racional. Los sentidos nos dan una información engañosa por tanto lo que obtenemos de ellos no se puede considerar conocimiento.
3. Consideran que el método deductivo matemático llega al conocimiento verdadero: se deducen las leyes a partir de unos principios o conceptos primeros que son evidentes. El problema está en averiguar de dónde provienen estos principios a partir de los cuales se deduce todo lo demás:
4. La respuesta de racionalismo es la siguiente: son innatos a la razón. La razón los posee en sí misma. De esta forma los racionalistas se unen a la filosofía de las ideas innatas (el innatismo) si bien, al hablar de ideas innatas no quiere decir que el hombre nazca con ellas sino que la razón posee cierta predisposición natural a formarlas. Con esto no tenemos que pensar que el racionalismo rechaza de manera radical la información de los sentidos, pero ésta, parar ellos, puede ser confusa y a menudo incierta. 

2) DESCARTES: DE LA CIENCIA A LA FILOSOFÍA. LA FUNDAMENTACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y DE LA CIENCIA. EL MÉTODO Y SUS REGLAS.
2.1  LA FUNDAMENTACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y DE LA CIENCIA (punto de partida y objetivo)
*      El punto de partida de Descartes es su ACTITUD CRÍTICA frente al saber escolástico de su tiempo. LA FILOSOFÍA le parece dudosa ya que en ella todo es objeto de disputa. Y como el resto de las Ciencias toman sus principios de ésta, también le parecen dudosas (1ªparte, 12, 13). De ahí que el proyecto filosófico cartesiano aspire a unificar todas las ciencias, éstas deben utilizar el mismo método para encontrar la verdad.
Descartes parte de la idea de que LA CIENCIA, la sabiduría humana, es única aunque se aplique a objetos diferentes y se manifieste en un conjunto de ciencias. La causa fundamental de esta unicidad es que la razón también es única. Su pretensión era pues dedicarse a la búsqueda de la verdad mediante el solo uso de la razón.
Este proyecto de unificar las ciencias se reflejará en una conocida metáfora cartesiana, según la cual todos los saberes humanos forman una unidad orgánica, similar a un árbol: “Toda la filosofía es como un árbol, cuyas raíces son la metafísica, el tronco es la física y las ramas que salen de ese tronco son todas las demás ciencias, las cuales se pueden reducir a tres principales: la medicina, la mecánica y la moral.”
La desconfianza hace que el objetivo más inmediato del filósofo sea sanear las “raíces” del saber, de la ciencia. Se trata de no admitir ninguna opinión como verdadera sin antes ajustarla al nivel o a las exigencias de la razón. No se trata tanto de descubrir nuevas verdades sino de establecer verdades ciertas que pueden no ser distintas de las ya admitidas, pero han de ser descubiertas como verdaderas.
Bajo estos parámetros, la filosofía cartesiana intentará encontrar una certeza sobre la que construir una ciencia segura e indudable. Un desarrollo teórico infalible, que vuelva a posibilitar la aparición de verdades universales.
Al logro de este objetivo, es decir, reconstruir el sistema del saber sobre FUNDAMENTOS sólidos mediante el sólo instrumento de la razón, responden el método y la duda cartesiana.

2.2  EL MÉTODO CARTESIANO Y SUS REGLAS

2.2.1     EL MÉTODO
 Ciencia y filosofía van muy unidas en toda la obra cartesiana, y no sólo por la metáfora del árbol, sino también por un nervio común que vertebra todas las disciplinas: el método.
Para Descartes la diversidad de opiniones y el error que de la misma puede derivarse no es consecuencia de una falta de inteligencia (“El buen sentido es la cosa que mejor repartida está en el mundo…), sino del método seguido (“no basta, ciertamente, tener un  buen entendimiento: lo principal es aplicarlo bien”) La inteligencia aplicada por el mal camino no puede conducirnos muy lejos, y por eso hemos de plantearnos, antes de lanzarnos a la búsqueda de la verdad, cuál es el camino que mejor puede conducirnos a su consecución. Todos los enfrentamientos y problemas teóricos pueden disolverse si fijamos un método, un conjunto de “reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales todos los que las observen exactamente no tomarán nunca por verdadero lo es que es falso, y alcanzarán –sin fatigarse con esfuerzos inútiles, sino acrecentando progresivamente su saber- el conocimiento verdadero de todo aquello de que sean capaces”. (1ª Parte, 1)
*      Por eso para descartes el  problema del conocimiento se reduce a la invención de un método que sea aplicable a todo el dominio del saber y este método lo hallará mediante la consideración del método matemático. La finalidad del método va a ser guiar bien a la razón. Sabemos que en  el método matemático se deducen leyes a partir de unos primeros principios o conceptos. El conocimiento encierra en sí mismo las premisas generales y suficientes para solucionar cualquier problema sin acudir a ninguna instancia externa. Por lo tanto se trataría de probar la validez universal del método.
*      La propuesta cartesiana tiene, por tanto un doble objetivo:

1º pretende evitar el error y llegar a verdades indudables; 
2º por otro lado extraer nuevas verdades a partir de las ya conocidas.
Para ello, Descartes afirma la necesidad de destruir todo el conocimiento anterior, y comenzar a levantar un nuevo edificio del conocimiento (tarea constructiva, ars inveniendi), en el que sólo aparezca la verdad y sean eliminados los prejuicios o las verdades basadas en argumentos de autoridad.
*      En esta labor de destrucción y construcción, intervendrán dos facultades características de la razón humana: la intuición y la deducción. La primera, por la que conocemos de un modo inmediato verdades evidentes, juega un papel esencial en las dos primeras reglas, mientras que la segunda, por la que accedemos a nuevas verdades a partir de las ya conocidas, es la protagonista de las dos segundas.
2.2.2     LAS REGLAS DEL MÉTODO CARTESIANO,
El “Discurso del método” se publica en 1637 y en francés, cosa inusitada, ya que la lengua culta y oficial de la filosofía era el latín. Obra autobiográfica donde Descartes relata las experiencias de su vida y describe cómo va forjando su pensamiento. Es un avance de su pensamiento y una exposición muy clara, aunque incompleta, del nuevo método. Consta de 6 Partes: En la primera elimina todo aquello que ha aprendido; En la segunda, expone los nuevos principios, las nuevas reglas del método; En la tercera, algunas reglas de la moral, no rompiendo el "status vigente"; En la cuarta pruebas de la existencia de Dios y del alma humana; En la quinta, opiniones médicas y distinción entre nuestra alma y la de los animales; En la sexta, razones que le han movido a escribir y requisitos para investigar la naturaleza.
Las reglas tal y como aparecen en la 2ª Parte son las siguientes:

Regla de la evidencia: “No admitir jamás como verdadero cosa alguna sin conocer con evidencia que lo era; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios más que lo que se presentare a mi espíritu tan clara y distintamente que no tuviese motivo alguno para ponerlo en duda.”

2ª Regla del análisis: “Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible, y cuantas requiriese su mejor solución”.

3ª Regla de la síntesis: “Conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, como por grados hasta el conocimiento de los más compuestos; y suponiendo un orden aun entre aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros.”

4ª Regla de las comprobaciones: “Hacer en todo enumeraciones tan completas, y revisiones tan generales, que estuviera seguro de no olvidar nada”

*      LA PRIMERA REGLA se divide, pues, en dos partes: en la primera se establece que la evidencia es el criterio de verdad; en la segunda se enumeran los requisitos necesarios para alcanzar la evidencia, esas ideas claras y distintas (naturalezas simples).
1ª→ La verdad debe ser EVIDENTE y la evidencia es fruto de la intuición: de un acto puramente racional por el que la mente “ve” de un modo inmediato, directo y transparente una idea. Es decir, una representación de la inteligencia inaccesible a la duda, que nace de la luz de la razón.
2ª→ La evidencia sería la propiedad de aquella idea que le hace aparecer ante la mente con CLARIDAD Y DISTINCIÓN. A su vez, Descartes explica también ambos conceptos.
Claridad: aquello que se nos presenta a la razón de manera inmediata y que no necesita de ninguna otra operación. Es la presencia o manifestación de un conocimiento en la mente. “Es clara la idea que es presente y manifiesta a un espíritu atento”,
Distinción: aquella idea distinta es aquella que se nos presenta separada de las otras; no contiene nada de las otras. “La que es de tal modo precisa y diferente de todas las demás que no comprende en sí misma más que lo que aparece manifiestamente a quien la considera como es debido."
→ Una de las consecuencias más importantes de esta regla es que la realidad pierde la objetividad. Ya no hay una realidad fuera del sujeto, sino que ésta queda convertida en un contenido más del pensamiento. Así, la verdad pierde su dimensión ontológica: no hay una verdad en la realidad, una adecuación entre pensamiento y realidad. Ahora la verdad es una propiedad de las ideas que les hace aparecer como evidentes. Verdad es, para Descartes, igual a evidencia, y el mundo se subjetiviza, es un contenido de la conciencia del sujeto, lo que después planteará el problema de cómo enlazar con el mundo material que percibimos a través de los sentidos.
*    Si la primera regla pretende alcanzar las primeras verdades, LA SEGUNDA Y LA TERCERA nos explican cómo podemos deducir nuevas verdades a partir de las ideas claras y distintas ya conseguidas.
En la regla del análisis se descompone el problema hasta sus partes más sencillas (naturalezas simples, resultado del proceso analítico) las cuales son claras y evidentes por intuición. Por medio de la intuición sólo podemos percibir ideas simples. Por tanto para poder percibir ideas complejas, es decir, aquellas que no son claras, que son oscuras y no evidentes, lo que hay que hacer es descomponerla en sus elementos simples o ideas simples.
En la regla de la síntesis, se procede a la inversa, recomponiendo el problema original, con la ventaja de conocer ahora sus partes más elementales y las relaciones que existen entre ellas.
En este proceso interviene la deducción, que es la que se encarga de relacionar correctamente unas ideas con otras. La síntesis es una composición de lo complejo a partir de lo simple. La deducción es el modo de conocimiento por el que la razón descubre las conexiones que se dan entre ideas simples. En el sentido en que se emplea este término en matemáticas, significa obtener unas verdades a partir de otras.
*      Por último, como medida de precaución, Descartes exige que se realicen distintas COMPROBACIONES de todo el proceso recorrido, especialmente en lo que respecta al análisis y la síntesis, que son las partes del método en las que más fácilmente pueden colarse los errores. Como resultado de todo esto, se tendrá un sistema de conocimiento con garantías de certeza, puesto que cada regla soporta y transmite la verdad en todo el recorrido.

3) LA DUDA METÓDICA: LA PRIMERA VERDAD Y SU NATURALEZA

3.1 LA DUDA
Una vez formulado el método, Descartes comienza a aplicarlo para desarrollar ese árbol de la ciencia del que hablábamos antes (si bien el método era válido para las matemáticas puede ser que no sea válido para las demás ciencias). Puesto que la raíz de este árbol es la metafísica, será éste el primer paso que hemos de dar: ver cómo se puede aplicar el método cartesiano a la concepción de la realidad
Si queremos ser fieles al método, comenzaremos fijándonos en la primera regla: según ésta sólo podemos aceptar como verdadero aquello que se nos presente con absoluta evidencia, es decir, aquello de lo que no quepa la posibilidad de dudar.
→ Por eso, DESCARTES ADOPTA LA DUDA COMO MÉTODO, como camino para alcanzar una verdad absolutamente evidente de la que nadie pueda dudar. Si dudamos de todo nuestro conocimiento, pero aún así queda algo que siga presentándose como evidente, ese resto indubitable y cierto puede considerarse como la primera verdad de esta metafísica que estamos buscando.
Esta viene a ser la propuesta cartesiana: pongamos a prueba todas nuestras verdades, veamos si resisten incluso los más desconfiados y extravagantes planteamientos de la duda, y si es así, podremos considerar que aquellas verdades que se nos sigan presentando con evidencia son lo suficientemente sólidas como para construir toda la metafísica sobre ellas.
→ Conviene subrayar que LA DUDA CARTESIANA no es una duda
escéptica. En ningún caso pretende Descartes destruir todas las verdades conocidas, rechazar las posibilidades del conocimiento, o negar nuestra capacidad de conocer lo real. Su duda pretende “tan sólo buscar la verdad”: se trata de una estrategia, un camino cuyo destino último no es la suspensión del juicio o la incertidumbre, sino la verdad evidente. De hecho, ya desde el planteamiento del método se muestra Descartes convencido de que es posible alcanzar este tipo de verdades. De lo que se trata por tanto es de poner a prueba nuestro conocimiento, con el objetivo de ver cuál resiste la prueba de la duda y puede servirnos para construir el edificio del saber. Aunque aparentemente la duda pueda parecer una estrategia destructiva, su propósito es, por el contrario, constructivo, y está muy alejado tanto del escepticismo clásico, como del que se deriva de tesis empiristas como las que defenderá David Hume.
Por lo tanto, aplicando la regla de la evidencia, nos vemos obligados a poner entre paréntesis todas nuestras creencias, incluso aquellas más sólidas y cotidianas. Todo lo dudable no puede ser más que un débil fundamento para la metafísica buscada.
Resumiendo, Descartes en esa búsqueda de un fundamento comienza a dudar de todo. Y esta duda es metódica, es una exigencia del método en su momento analítico: es decir, la aplica a todo de una manera sistemática; La duda metódica es una duda voluntaria, duda porque quiere dudar; La duda metódica es universal, se refiere a todos los conocimientos.
→ Esta duda tiene DOS MOMENTOS: 
1. Reconocer el carácter incierto y problemático de los conocimientos.
2. Decisión de suponer provisionalmente como falsos esos conocimientos.
RAZONES PARA DUDAR (Parte IV, 1)
Descartes considera que ningún grado de conocimiento se sustrae a la duda y señala que hay tres razones o motivos para dudar:
1. La falacia de los sentidos: se puede dudar de los conocimientos sensibles porque los sentidos nos engañan. Sabemos que es imposible que los sentidos nos conduzcan “siempre” a error, pero la probabilidad no es sinónimo de certeza por lo que tenemos que dudar. Aquí se duda de que las cosas sean como las percibimos, pero no de las cosas en sí.
2. Imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño: ¿Cómo sabemos que el mundo que percibimos es real? Es verdad que contamos con criterios para distinguir esto, pero estos criterios no sirven para fundamentar una certeza absoluta, por lo tanto también se duda de la existencia de las cosas.
3. Existencia de un “genio maligno”: Aunque no estemos muy seguros de distinguir la vigilia del sueño parece que esto no afecta a ciertas verdades como las matemáticas, y aquí es donde añade el tercer motivo radical para dudar; puede que exista un espíritu maligno que me induzca a error. Esto es lo mismo que decir que el entendimiento es de tal naturaleza que siempre y necesariamente que crea captar la verdad, se equivoca.

3.2  LA PRIMERA VERDAD Y SU NATURALEZA (Parte IV, final 1)
*      Si cualquiera de nosotros sigue este camino de la duda, se irá dando
cuenta de que progresivamente vamos perdiendo contacto con la realidad, hasta quedar completamente entregados al escepticismo: ya no podemos estar seguros de ninguna verdad sobre el mundo, y nuestra capacidad de razonamiento se ve radicalmente cuestionada. Ninguna de nuestras creencias (basadas la mayoría en la experiencia, en la tradición, en las costumbres o en la autoridad) sobreviviría a este ejercicio filosófico que Descartes propone.
Sin embargo, en el mismo acto de dudar Descartes encuentra una primera verdad indubitable sobre la que fundar su sistema: de la duda surge un “resto indubitable”, una verdad que resiste toda duda, incluso la extraña hipótesis del genio maligno: estoy dudando”. En el acto de dudar puedo eliminar todo contenido, cualquier objeto de la duda. Puedo dudar de todo. Pero de lo que no puedo poner en duda es que estoy dudando. Dado que la duda es una forma de pensamiento, Descartes concluye: “PIENSO LUEGO SOY”, y lo acepta como el primer principio de la filosofía que buscaba, LA PRIMERA VERDAD.
*      SOBRE LA NATURALEZA DEL “COGITO” cartesiano debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
  1. En primer lugar, llama la atención que Descartes no diga “dudo, luego existo”, sino “pienso, luego soy”. El pensamiento (cogitatio → actividad de pensar) es para Descartes todo aquello que ocurre en nosotros, todo acto consciente del espíritu. De lo que se trata es, por tanto, de la conciencia. En la filosofía cartesiana el mundo queda encerrado dentro de la conciencia, y como veremos más adelante, habrá muchas dificultades para volver a contactar con la realidad. El mundo termina subjetivado como contenido de conciencia. Esta subjetivación implica que la evidencia se da sólo en el interior del sujeto. Ortega solía decir, de un modo muy gráfico, que Descartes encierra el mundo en la garita del pensamiento: para el sujeto es evidente su experiencia de la conciencia, pero no puede salir de ahí. Es el acto de pensar (cogitatio) lo que resulta evidente a la conciencia, pero no el contenido (cogitatum) de ese pensamiento. En cierta forma, este problema de la subjetivación va a estar presente en toda la modernidad, y a menudo se estará cerca del solipsismo.
2. La verdad del cogito no deriva de ningún tipo de deducción, sino que es una intuición pura, inmediata y evidente de la conciencia. Se trata de una idea clara y distinta de la conciencia, que no es sólo conciencia del mundo, sino, de un modo mucho más profundo y primordial, conciencia de sí misma.
  1. La formulación del cogito no es del todo novedosa. Ya San Agustín
(siglo IV d.C.) había escrito “si fallor, enim sum” (“si me equivoco es porque existo”). Sin embargo, lo que sí es original y particularmente importante es la función que desempeña el cogito en la filosofía cartesiana. Es la primera verdad sobre la que se fundan todas las demás, y sin la cual las demás carecerían de sentido. Descartes se descubre a sí mismo como algo que piensa, y a partir de este pensamiento llega a su existencia. Al menos en tanto que pensamiento, tiene que tener algún tipo de existencia. Por eso, la evidencia del cogito nos orienta ya hacia otro concepto central de la filosofía cartesiana: la sustancia. El “pienso luego existo” nos obliga a intuir un “yo”, una sustancia que existe y cuya esencia es el pensar. Ya tenemos una verdad absoluta, es la existencia del yo como sujeto pensante.
Pero, ¿existen otras realidades fuera de mí?


4) EL COGITO Y LAS IDEAS
*      Tras llegar a la certeza indudable, Descartes se plantea la existencia de otras realidades. Yo pienso que EL MUNDO existe; pero tal vez no, lo cierto es que yo pienso que existe.
¿Cómo conseguir la certeza de que existe algo a parte de mi pensamiento? Descartes se enfrenta a un problema grave: tiene que deducir todo el conocimiento, incluso el de la existencia de una realidad extramental.
El pensamiento piensa ideas; yo por ejemplo tengo la idea de mundo pero como garantizar que la idea de mundo corresponde a nuestra realidad. Hay que partir de un análisis de las ideas para ver si alguna de ellas rompe con el cerco del pensamiento y sale a la realidad extramental.
*      A la hora de analizar las ideas distingue tres tipos:
1. Ideas adventicias: aquellas que “parecen” provenir de nuestra realidad exterior (árbol). Hemos dicho parecen provenir porque todavía no sabemos si existen realmente.
2. Ideas facticias: son construidas por la mente combinando diferentes aspectos de las ideas adventicias (caballo alado).
Ninguna de estas dos ideas sirven para probar LA EXISTENCIA DEL MUNDO; las primeras porque provienen del exterior, entonces su validez depende de la problemática existencia del mundo (que es justamente lo que se quiere probar). Las segundas porque al ser construidas por el pensamiento, su realidad es cuestionable.
3. Ideas innatas: existen otras ideas, pocas, pero las más importantes cuyo origen es diferente; el pensamiento las posee en sí mismas, son innatas (afirmación clave del racionalismo). No dependen de la experiencia. Son las ideas producidas por el pensamiento mediante el mero ejercicio de pensar.
Ejemplo: el pensamiento y la existencia; ni provienen de fuera, ni me las invento, sino que las encuentro en la percepción del “pienso luego existo”.
*      Entre las ideas innatas descubre la idea de infinito; esta idea la
identifica con Dios y será esta idea la que le permita romper el cerco, salir de la conciencia para encontrar una realidad que justifique la existencia de otras realidades. La existencia del mundo es demostrada a partir de la idea de Dios: porque Dios existe y es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que me engañe al creer que el mundo existe, luego Dios existe.
Dios es la garantía de que mis ideas sobre el mundo se correspondan a una realidad extramental. (demostración en el punto Dios y el mundo)

5) LAS TRES SUSTANCIAS: HOMBRE MUNDO DIOS

5.1 CONCEPTO DE SUSTANCIA

*      Para Descartes SUSTANCIA es sinónimo de “cosa”, y en consecuencia
será sustancia todo lo concreto existente. La única condición que establece para que algo sea sustancia es su independencia, de modo que la definición cartesiana es la siguiente: “una cosa que existe de tal manera que no tiene necesidad sino de sí misma para existir”.
Si nos tomamos esta definición en sentido estricto, deberíamos concluir
que sólo Dios es sustancia, puesto que el resto de criaturas necesitan de Dios para existir (necesitan de la creación  y conservación por parte de Dios).
Por ello, el concepto de sustancia no se refiere del mismo modo a Dios que al resto de seres. En sentido absoluto sólo Dios es sustancia, mientras que todas las demás criaturas lo serán de un modo derivado.
*      A partir de esto Descartes establece tres ámbitos diferentes de la
realidad, la existencia de TRES TIPOS DE  SUSTANCIAS que son:
    1.        Res cogitans: La sustancia que piensa, que es el yo, y existe de tal manera que no necesita nada más para existir (solo de Dios)
    2.        Res infinita: Descartes descubre entre las ideas innatas la idea de infinito que se apresura a identificar con Dios.
    3.        Res extensa: El ser pensante tiene cuerpo y el cuerpo tiene una determinada extensión que aparece como idea clara.
→ Al concepto de sustancia, le añade Descartes el de ATRIBUTO (la esencia)  y MODO (la forma en la que se da el atributo)
  1. El atributo de la res cogitans: el pensamiento →Modo: p.ej. la duda
  2. El atributo de la res infinita: la perfección→ Modo: la perfección
  3. El atributo de la res: la extensión→ Modo: p.ej. el tamaño, el volumen, la figura.
Con estos tres conceptos (sustancia, atributo y modo) trata de explicar Descartes toda la realidad, lo cual ejercerá una importante influencia en toda la tradición racionalista, como se puede ver, por ejemplo, en Leibniz o Espinoza.


5.2  EL HOMBRE (la sustancia pensante o res cogitans)
Descartes percibe claramente la existencia de algo que piensa, pero además percibe que eso es diferente al cuerpo, y que puede existir perfectamente sin él, por eso es una sustancia. A la sustancia pensante le llamamos alma la cual es independiente del cuerpo. Y por eso alma y cuerpo son sustancias porque son independientes entre sí.
Dicha independencia es la idea central del concepto cartesiano de sustancia y esta independencia la percibe el entendimiento con total claridad y distinción: por una parte tenemos la idea clara y distinta de que soy una sustancia pensante e inextensa, y por otra poseo una idea distinta del cuerpo en tanto que es una cosa extensa que no piensa. Es evidente que soy distinto de mi cuerpo y que puedo existir sin él (inmortalidad: alma en cuanto sustancia pensante queda excluida del mecanismo y necesidad propia de los cuerpos).
De este modo se agudiza el problema de las relaciones entre la parte inferior y la superior del hombre. De la parte inferior del hombre proceden las pasiones que son aquellos sentimientos que hay en nosotros y que afectan al alma sin tener su origen en ella. Las pasiones son involuntarias, son inmediatas y son la mayoría de las veces no racionales, de este modo hacen al alma esclava e infeliz. La tarea del alma es someterlas y ordenarlas conforme a la razón.
Pero el alma y el cuerpo están unidas por un yo que las une, un yo que piensa y que siente, que sufre y que habla. El yo que piensa se encuentra con una realidad que está dividida en dos, por un lado el cuerpo y por el otro el alma. El cuerpo debe entenderse como materia y el alma como espíritu constituido por el pensamiento. La coordinación de estas dos partes se lleva a cabo a través de la glándula pineal que está en el cerebro.

5.3 LA SUSTANCIA INFINITA Y EL MUNDO
Continuando con esta investigación de la sustancia desde un punto de vista racional, Descartes se centra en la sustancia infinita. Ofrece las siguientes demostraciones:

  1. Primera prueba → parte de la idea de un ser perfecto
En el proceso que desembocaba en el cogito, Descartes se descubría a
sí mismo como un ser que duda, y entendía que la duda era una de las formas (de los modos, podríamos decir ahora) del pensamiento. Igualmente, se da cuenta de que “hay más perfección en conocer que en dudar” (IV, 4): cuando conocemos somos mejores (más perfectos) que cuando dudamos (recordemos la obsesión cartesiana por la certeza). Con este razonamiento encontramos dentro de nosotros una idea muy importante: LA DE PERFECCIÓN. Pero, ¿qué tipo de idea es la de “perfección”? ¿De dónde procede esta idea? La respuesta de Descartes es clara: la idea de perfección no puede provenir de la experiencia, pues no percibimos nada perfecto. Tampoco sería posible que dicha idea haya sido construida por una naturaleza imperfecta, como la del ser humano. Por tanto, la idea de perfección tiene que ser una idea innata, y ha tenido que ser puesta en el ser humano por un ser perfecto, que sería Dios o la sustancia infinita. “De suerte que era preciso que hubiera sido puesta en mí por una naturaleza que fuera verdaderamente más perfecta que yo…” El origen de la idea de perfecto que el hombre posee, solo puede fundarse en el ser perfecto.

2. La segunda prueba → indica que si yo me hubiera creado a mí mismo, me habría hecho perfecto (eterno, inmutable, infinito…). Es evidente que no soy perfecto, luego no soy mi propio creador, tengo que haber sido creado por otro. Ese otro es Dios (IV, 4).

3. La tercera prueba es → una adaptación del argumento ontológico de San Anselmo pero con sentido distinto: de la idea de “Ser perfecto” se sigue necesariamente que existe, puesto que el ser perfecto tiene que tener todas las perfecciones, y la existencia, aclara Descartes, es una perfección. En el concepto de Dios se halla implícita la necesidad de su existencia real.
 “En cambio, si volvía a examinar la idea que tenía de un ser perfecto, hallaba que la existencia estaba comprendida en ella del mismo modo como la idea de triángulo…” (IV, 5) La idea de ser perfecto no puede ser concebida sin pensar inmediatamente en la existencia del mismo, con lo que sería “es por lo menos tan cierto que Dios, que es un Ser perfecto, es o existe, como lo pueda ser cualquier demostración de geometría.” (IV, 5) (En el texto similitud con demostraciones geométricas)
*      Pero junto a estas demostraciones “racionalistas”, aparecen también
otras más cercanas a la experiencia. Se trata de demostraciones que nos remiten al Dios creador al que se llega también a través de las vías tomistas. Si el yo existe, sin haber sido capaz de darse la existencia a sí mismo y sin ser capaz de conservarse en la existencia, entonces tiene que existir necesariamente otro que da la existencia a ese yo, y además logra conservarle en la existencia. De la intuición directa del yo como sustancia, puede derivarse, aplicando el principio de casualidad, la existencia de un Ser superior responsable de todo lo existente. Dios sería el origen y el conservador de todo lo existente, y también todas las perfecciones derivan directamente de Dios. Desembocamos así en un Dios creador, un ser perfecto y dueño de la existencia.
*      Tan importante como las demostraciones es EL LUGAR QUE OCUPA LA IDEA DE DIOS DENTRO DE TODO EL SISTEMA CARTESIANO.
Si recordamos los pasos dados hasta ahora, 1º nos encontrábamos con un yo seguro de su existencia (pienso luego existo), pero que sigue completamente aislado del mundo, y no es capaz de encontrar más verdades. Está encerrado en sí mismo. No tiene certeza de que exista una realidad extramental. 2º Sin embargo, un ser Perfecto no puede permitir que el yo viva en el engaño permanente. Así, Dios neutraliza cualquier tipo de duda o desconfianza respecto a la realidad, y elimina la posibilidad de que haya un genio maligno que me engañe permanentemente.
Gracias a la demostración de la existencia de Dios, Descartes consigue sacar al yo de esa situación de aislamiento forzoso en que le había dejado su obsesión por la certeza. Dios funciona así como un puente entre el yo y el mundo: podemos estar seguros de su existencia, e incluso de los datos más elementales que los sentidos nos proporcionan, porque estamos seguros de la existencia de Dios.

*      En este sentido, Dios desempeña TRES FUNCIONES ESENCIALES:
1.            Garantía última del conocimiento verdadero. Las evidencias lo son porque Dios es evidente. Dios, que es bueno y veraz, no ha podido crear al hombre para que éste viva permanentemente en el engaño y la falsedad, y si podemos llegar a conocer con certeza su existencia, eso debe servirnos como garantía última del resto de evidencias. En último término, todo conocimiento evidente es verdadero porque la existencia de un Dios bueno y veraz (no cabría un Dios malo y engañador ya que es un ser perfecto) se nos presenta con evidencia (IV,7)
2.            Dios es el que conserva en la existencia al mundo y al propio sujeto. Dios está creando permanentemente y se encarga de mantener en la existencia todo lo creado.
3.            La existencia del mundo es demostrada a partir de la idea de Dios: porque Dios existe y es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que me engañe al creer que el mundo existe, luego existe. Dios es la garantía de que mis ideas sobre el mundo se correspondan a una realidad extramental.
Una vez que el mundo está justificado Descartes se propuso estudiarlo, y concluye que el mundo es entendido como una máquina, todo se reduce a extensión y a movimiento. Y descubre a priori las tres leyes más importantes de la naturaleza que son: 1ª ley, principio de inercia (cada cosa permanece en su estado a no ser que algo la cambie); 2ª ley de la naturaleza, todo cuerpo que se mueve lo hace en línea recta; 3ª ley, la ley de conservación del movimiento.