martes, 4 de enero de 2011

LA FILOSOFÍA EMPIRISTA: De locke a hume

1. Jhon Locke y David hume en el contexto  y problemática de la filosofía moderna

·         El empirismo es el segundo gran movimiento de la filosofía moderna que
se desarrolla principalmente en Gran Bretaña en los siglos XVII-XVIII y cuyas figuras destacadas son: F. Bacon, Hobbes, Locke, Berkeley, Hume. A menudo se contrapone al racionalismo de Descartes, Malebranche, Spinoza y Leibniz.
El empirismo tuvo sus adeptos desde la Antigüedad: Aristóteles, epicúreos, escépticos; En la Edad Media destacan precisamente ingleses: Rogerio Bacon, Roberto Grossette, G. Occam.
En general se considera empirista toda filosofía que considera que el origen y valor del conocimiento está en la experiencia (la información proporcionada por los sentidos).
Como sistema filosófico es un conjunto ordenado de conocimientos que implica unos presupuestos comunes sobre las fuentes del conocimiento, sus límites y posibilidades, así como sobre el origen y naturaleza de lasideas”.
Ante el balance negativo de la filosofía tradicional escolástica y el nuevo espíritu renacentista negador del argumento de autoridad como garantía de verdad, era necesario el estudio del funcionamiento del conocimiento humano para así obtener conocimientos ciertos y seguros. Esta inquietud es compartida por los racionalistas, lo que hace dar un nuevo rumbo a la filosofía, iniciando la Edad Moderna; la diferencia entre ambas corrientes reside precisamente en la forma que tienen de enfocar y resolver la fundamentación del conocimiento. Ambos toman como modelo el conocimiento de la ciencia moderna, destacando en el racionalismo el matematicismo y en el empirismo la experimentación, superando el escolasticismo todavía reinante en la Universidad.
·          El empirismo dejará las grandes especulaciones del racionalismo y se
refugiará en el análisis de las capacidades humanas. Será el hombre, su comportamiento a nivel cognitivo y moral, el punto de partida para posteriores especulaciones o teorías.  Esta preocupación por el hombre va a generalizarse y convertirse en una característica de la Ilustración, llegando al mismo Kant. Se está preparando el Siglo de las Luces.
·         TESIS fundamentales del  empirismo:
1. El origen del conocimiento se halla en la experiencia: Esta experiencia incluye tanto la externa (sensación) como la interna (reflexión) y se opone a la razón pura como fuente de conocimientos. La experiencia es origen y límite del conocimiento.
Toda idea - entendiendo por ella cualquier contenido del conocimiento (al igual que Descartes)- si no es experiencia directa, ha de ser derivada de la experiencia; como consecuencia los universales (ideas abstractas) quedan reducidos a contenidos de experiencia sensible, practicando el empirismo radical un acentuado nominalismo (Tendencia a negar la existencia objetiva de los universales, considerándolos como meras convenciones o nombres, en oposición a realismo y a idealismo).
2. No existen ideas innatas. De la primera tesis se desprende que si todo conocimiento procede de la experiencia no puede haber ninguna idea innata. Con anterioridad a la experiencia nuestro entendimiento es “una página en blanco en la que no hay nada escrito”. 
En este punto, en el origen del conocimiento, radica  la principal confrontación con el racionalismo: éste consideraba que el entendimiento posee en sí mismo unas ideas innatas que permiten deducir a partir de ellas todos los conocimientos fundamentales acerca de la realidad, sin recurrir a la experiencia.
3. Mantiene que todo conocimiento debe ser justificado recurriendo a los sentidos, de modo que no se considera como conocimiento a menos que lo que se afirma sea confirmado, testificado por los sentidos.
En el empirismo radical es imposible un conocimiento de validez universal y necesario (ciencia), pues no es posible generalizar y universalizar los conocimientos, típico de cualquier ciencia.

4. El conocimiento humano es limitado, no podemos ir más allá de la experiencia, por eso, las pretensiones de la metafísica de trascender este ámbito son injustificadas y conducen a error.
5. La razón debe orientarse hacia finalidades prácticas: de lo anterior se desprende que debemos dirigir nuestra razón hacia el estudio de la naturaleza (incluida la humana) y la sociedad, con el objeto de lograr conocimientos útiles para el progreso y el bienestar humanos (ideales de la ilustración).  Es característicos de los filósofos empiristas clásicos el interés a veces muy acentuado, por los problemas políticos, en el plano teórico y práctico. Destacan: Hobbes y Locke.
El primer filósofo empirista será Locke, y la línea inaugurada por éste es continuada y radicalizada por Berkeley y Hume.

2. HUME: TEORÍA DEL CONOCIMIENTO (“Compendio del Tratado sobre la naturaleza Humana”)

Hume (1711-1776) es uno de los máximos representantes de la Ilustración británica. Una de las características más destacadas de su filosofía es la de ser un divulgador consciente del espíritu de la Ilustración. El ideal de este movimiento podría definirse como un uso público, crítico y autónomo de la razón al servicio de la felicidad y libertad del hombre.
Aunque ha pasado a la historia como uno de los fundadores del empirismo, eso no debe hacernos olvidar las importantes reflexiones de Hume en torno a temas prácticos: ética (por supuesto), pero también política, religión e historia. Por ello, la teoría del conocimiento que plantea el escocés debe entenderse también en el marco de toda su filosofía práctica: en sus comienzos, el joven Hume, admirado por la física, aspiraba a ser el “Newton de las ciencias morales”, centrando su estudio en la naturaleza humana, pues estaba convencido de que todas las ciencias tenían relación con la antropología filosófica.
Sólo después, convencido de la incapacidad de aplicar al conocimiento del ser humano los métodos de la física, evolucionará su pensamiento hacia el escepticismo y el empirismo, formulando sus críticas a la idea de sustancia, a la causalidad, y al razonamiento inductivo. Hume fijará  también su  reflexión en temas eminentemente prácticos: la religión, la historia, la política

2.1  OBJETIVO: LA CIENCIA DEL HOMBRE

→ Si la ciencia y el hombre son dos temas centrales de la Ilustración, hacer una ciencia del hombre es el objetivo de la filosofía de Hume desde su primera obra, el Tratado de la naturaleza humana (1734) , en la que pretende dar respuesta a una de las preguntas clave de la historia de la filosofía: ¿qué es el hombre?.
Debido al la poca repercusión del Tratado,  Hume escribió el Compendio del Tratado de la naturaleza humana para divulgarlo, y unos diez años después, publicó  la Investigación sobre el entendimiento humano y la Investigación sobre los principios de la moral para precisar las principales ideas contenidas en aquel.
Así pues, el Compendio del Tratado de la Naturaleza Humana., es un breve resumen en la que aparecen por tanto las ideas esenciales del Tratado, particularmente todo el desarrollo de la teoría del conocimiento: si Hume no logró aplicar el método de Newton a las ciencias morales fue precisamente por las limitaciones del conocimiento humano, que quedan bien claras en todo el Compendio, y dónde recoge las tesis más importantes del empirismo y sus críticas a las posturas racionalistas e idealistas.
→ Hume reconoce el descrédito que tiene la filosofía; sobre esta situación propone una alternativa: será su ciencia de la naturaleza humana.  Hume estima que todas las Ciencias “están comprendidas y son  dependientes de ella”: esto se ve de un modo claro en ciencias cono la lógica (se ocupa de los principios y operaciones racionales del hombre); la moral o la estética (sentimientos y gustos); la política (el hombre en conexión con la sociedad). Por tanto, si conocemos bien la naturaleza humana, nos será más fácil  avanzar en los demás saberes. La naturaleza humana es el centro capital de la Ciencias y por tanto le parece necesario desarrollar una ciencia de la naturaleza humana, ese es el objetivo del Tratado (texto, 4).
 → ¿Y cómo va a hacer esto?
“Él se propone hacer la anatomía de la naturaleza humana de una manera metódica y no sacar conclusiones sino de allí donde lo autorice la experiencia
Ha de hacerse aplicando el método experimental que tanto éxito ha tenido en las ciencias naturales: esta ciencia ha de apoyarse en la experiencia y observación Esto es una declaración de empirismo (texto, 3).  
Una parte importante de esta ciencia del hombre es el estudio del entendimiento, donde se trata toda la problemática del conocimiento (texto: principalmente el análisis de la inferencia causal (texto 5) en la que se basa nuestro conocimiento de las cuestiones de hecho. Pero antes tendrá que aclarar qué entiende por saber; con qué criterios podríamos demarcar lo que sabemos de lo que no sabemos; en qué principios se basa la inferencia y si podemos justificar esos principios)

2.2  EL CONOCIMIENTO
En líneas generales, la teoría del conocimiento de Hume coincide con la de Locke. Ambos consideran que la EXPERIENCIA es la única fuente de conocimiento y, por tanto, que todos los contenidos de nuestra mente proceden de los datos de los sentidos. Hume no obstante, hará algunas precisiones importantes a esta teoría.
A)   Elementos del conocimiento: 
Los resultados a los que llega Hume pueden resumirse en los siguientes:
1. Considera que todo lo que contiene nuestra mente SON PERCEPCIONES : “todo aquello que puede estar presente en la mente humana , ya sea a través de nuestros sentidos, ya sea que estemos movidos por la pasión, o ejercitemos nuestro pensamiento y reflexión” (definición, texto 6)
2. Éstas pueden ser de dos clases: IMPRESIONES E IDEAS; la diferencia entre ellas consiste en el grado de vivacidad (clasificación de los elementos del conocimiento texto 6)
·         Las impresiones: Las impresiones serán la materia del conocimiento, sin las cuales el conocimiento no podrá darse. Son las percepciones que se presentan a la mente con mayor fuerza y vivacidad, es lo inmediatamente dado, el conocimiento por medio de los sentidos y son de dos tipos: sensaciones (colores, olores) reflexiones (emociones, pasiones: derivan de nuestros estados internos)
·         Ideas: son el resultado de una operación de la mente sobre los datos previamente obtenidos a través de de las impresiones. Las ideas son  las imágenes de las impresiones que tenemos en la mente al recordarlas o pensar sobre ellas (Si observamos la clase con los ojos abiertos tenemos una percepción muy viva y muy fuerte de la clase; si los cerramos, la percepción es más débil, pero en ambos casos estamos percibiendo la clase; la diferencia está en la vivacidad)
     Las percepciones, tanto impresiones como ideas, pueden ser simples o complejas.
Las ideas simples se corresponden a impresiones simples (por ejemplo la percepción de una superficie coloreada es una impresión simple y la idea o imagen de esa superficie es una idea simple) y las impresiones e ideas complejas  son aquellas en las cuales pueden distinguirse partes (por ejemplo la visión de París desde Montmartre es una impresión compleja y la idea o imagen de tal impresión es una idea compleja) y para que se puedan formar ideas complejas es preciso que las ideas simples se unan, se asocien. Hume señala tres leyes: semejanza, contigüidad espacio~temporal y relación causa-efecto. Estas asociaciones son espontáneas y fruto del hábito (la relación de  causalidad es la más amplia, y a la que dedica mayor atención porque la considera de capital importancia para el conocimiento científico).
B)  Criterio de validez del conocimiento
Este análisis o distinción es fundamental para la teoría del conocimiento empirista, ya que tenderá a derivar todas las ideas de las impresiones originales. Hace, pues, de la experiencia el criterio de validez del conocimiento. Así se sabrá si se hace uso adecuado, correcto de las ideas al razonar o no. Si a toda idea le encontramos su impresión correspondiente, esa idea es legítima, es una idea que se puede usar; si no se encuentra la impresión es una idea de contrabando una ficción imaginativa, quizá necesaria sicológicamente, pero sería injustificado pretender que a ella le corresponda realidad alguna. Únicamente las proposiciones de la lógica y matemática escapan a la aplicación de dicho criterio. (distinción→ criterio de significación (texto 8)
    C) Tipos de conocimiento 
Tras señalar los elementos del conocimiento, Hume diferencia dos tipos de conocimiento: relaciones de ideas y cuestiones de hecho (distinción que guarda paralelismo con la clasificación de Leibniz entre verdades de razón y verdades de hecho).


1.    Relaciones entre ideas:
A este tipo de conocimiento responden las proposiciones  de la lógica y las matemáticas. Su veracidad no puede ser refutada por la experiencia pues en estas proposiciones no se afirma nada acerca de lo que hay. Son necesarias: su verdad deriva de que lo contrario de una proposición matemática constituye una contradicción (si la proposición 2 +2=4, es verdadera, necesariamente 2 +2= 5 tiene que ser falsa). Se funda en el principio de no contradicción, su opuesto es imposible.
2.    Cuestiones de hecho: Nuestro conocimiento puede referirse a hechos y
estas proposiciones son contingentes: un acontecimiento dado puede suceder y también no suceder, por tanto, lo contrario de toda cuestión hecho es todavía posible porque no implica una contradicción. Su justificación es la experiencia, las impresiones. Las cuestiones de hecho que sean absolutamente ciertas quedan excluidas. Nuestro conocimiento de hechos queda limitado a nuestras impresiones.
No es posible otro tipo de proposiciones o de juicios; por tanto, todos los libros que no contengan enunciados de "razonamiento demostrativo -caso de Lógica y Matemáticas-o razonamiento probable -caso de la experiencia deben arrojarse a las llamas-caso de la Teología o Metafísica.

3. Crítica de la idea de sustancia y de la causalidad

3.1 La idea de sustancia en Hume

En general los empiristas a diferencia de los racionalistas, consideran que el
Concepto de sustancia es un concepto vacío, no se deriva de ninguna impresión: “es una colección de ideas simples unidas por la imaginación mediante la asociación de sensaciones”. En otros términos, no hay ninguna realidad que se llame sustancia. Sustancia es solo un nombre que se refiere a una colección de cualidades. No hay, pues, las cualidades de una cosa más su sustancia, “no conocemos nada fuera de las cualidades y de las percepciones particulares” (texto 29). “No tenemos impresión de sustancia alguna ni material ni espiritual”

·         Así, la sustancia corporal hay que interpretarla como una idea compleja
elaborada por la mente a partir de las ideas de las cualidades sensibles que la experiencia nos muestra continuamente asociadas entre sí por semejanza y contigüidad. “Del mismo modo que nuestra idea de cuerpo, un melocotón por ejemplo, es solo la idea de un particular sabor, color, figura tamaño, etc.” (texto29). No encuentro en ninguna parte ni sustancias ni cuerpos, solo vivencias.
Sin embargo cuando nos planteamos su existencia independientemente de las percepciones, no podemos dar un paso fuera de nosotros, ni podemos concebir otra clase de existencia que las percepciones. Somos incapaces de probar la existencia de los cuerpos pero al mismo tiempo no podemos hacer  otra cosa que asentir a dicha proposición, aunque racionalmente no exista justificación alguna, no podemos suprimir la creencia (sólo es posible el escepticismo).
·         Algo parecido ocurre con la idea de yo (sustancia espiritual, identidad
personal, mente, la res cogitans cartesiana). Hume se plantea la existencia del “yo” como una sustancia distinta de nuestras impresiones e ideas. La existencia de un “yo”, de una sustancia cognoscente distinta de sus actos había sido considerada indubitable no sólo por Descartes sino también por Locke y Berkeley. La existencia del yo fue considerada por sus predecesores como resultado de una intuición inmediata.
Sin embargo la existencia del yo como sustancia, como sujeto permanente de nuestros actos, según Hume, no puede tampoco justificarse apelando a una pretendida intuición ya que sólo tenemos intuición de nuestras ideas o impresiones y ninguna impresión es permanente sino que  unas suceden a otras de manera ininterrumpida.
El “yo” o “identidad personal” no es ninguna impresión sino aquello a lo cual se supone que nuestras ideas e impresiones se refieren. Si alguna impresión originara la idea del “yo”, tal impresión debería permanecer invariable a través del curso total de nuestra vida, sin embargo no hay impresiones constantes e invariables: dolor y placer, pasiones y sensaciones se suceden unas a otras y nunca existen todas al mismo tiempo; Hume no percibe algo simple y permanente  que se pueda denominar “yo”, en él por lo menos no hay tal principio. No existe “el yo” como sustancia distinta de las ideas e impresiones, como sujeto de los actos psíquicos.
Por lo demás, esta afirmación tajante de Hume no permite explicar fácilmente la conciencia que todos poseemos de nuestra propia identidad personal: en efecto, cada sujeto se reconoce a través de sus ideas e impresiones; si sólo hay conocimiento de ideas e impresiones y éstas son tan distintas entre sí ¿Cómo es que el sujeto tiene conciencia de ser el mismo?
Hume recurre a la memoria; gracias a la memoria conocemos la conexión existente entre las distintas impresiones que suceden, el error consiste en que confundimos la sucesión con la identidad.
Conclusión: El yo es una idea de la imaginación para dar unidad a la colección de contenidos perceptivos que se suceden continuamente, pero que tampoco permiten deducir la existencia de una sustancia que les sirva de soporte.
·  Por la misma razón, tampoco podemos afirmar la existencia de Dios. Afirmarla
significaría que Dios es objeto de alguna de nuestras impresiones. Pero Dios está más allá de todas ellas, y entre ellas y Dios, no cabe establecer ninguna conexión demostrativa.
Al no admitir Hume la posibilidad de conocer las cosas (sustancias) ni sus causas, se impone una posición escéptica respecto a las posibilidades de nuestro conocimiento. Escepticismo, sin embargo, moderado en cuanto que, a pesar del resultado de su investigación, en la práctica las cosas van a seguir igual. El escepticismo de Hume rechaza la metafísica, cuyo objeto, la sustancia espiritual, material, o divina, no puede ser conocido en absoluto por la mente humana.
El mundo humano no es el de las grandes y absolutas verdades dogmáticas, sino el de las verdades probables y cambiantes.

3.2 Crítica  al concepto de causalidad
Hemos dicho que nuestro conocimiento queda limitado a nuestras impresiones actuales pero también llegamos a conclusiones sobre cuestiones de hecho que van más allá del testimonio inmediato de los sentidos.
 ¿Y, en qué nos fundamos para llegar a esas conclusiones? Se fundan en la relación causa - efecto. 
·         Todos los razonamientos sobre cuestiones de hecho parecen estar
fundados en la relación causa y efecto, la cual  nos permite ir también más allá del testimonio inmediato de los sentidos. Veámoslo.
La experiencia nos muestra que a un cierto hecho o acontecimiento sucede regularmente otro hecho. Al primer hecho lo llamamos “causa” y al segundo “efecto” (“He aquí una bola de billar colocada sobre una mesa, y otra bola que se mueve hacia ella con rapidez: chocan; y la bola que al principio estaba en reposo adquiere ahora un movimiento. Este es un ejemplo de la relación causa efecto…” texto 10).
·         Estamos relacionando hechos, cosas y descubrimos en dicha relación:
-       La contigüidad: los objetos  que llamamos causa y efecto, son
contiguos en el espacio y en el tiempo, “la contigüidad es una circunstancia exigida para la acción de todas las causas”(10).
-       La prioridad temporal; la causa tiene que ser anterior al efecto.
-       La tercera relación y la más importante es que para que un objeto sea
causa de otro tiene que haber una conexión necesaria ente ambos; tiene que haber una conjunción constante entre ellos, es decir, vemos esta conjunción como necesaria, no puede no darse.
Por eso,  podemos afirmar que si la 1ª bola de billar (causa) choca con fuerza con la 2ª, ésta última se moverá necesariamente (efecto). Como establecemos que dicha conexión es necesaria estamos seguros de que el efecto se producirá necesariamente.
Debido a la importancia de esta última relación Hume se plantea de que impresión proviene dicha idea de conexión necesaria y no encuentra la impresión correspondiente, no la tenemos. La experiencia solo nos muestra una sucesión regular de fenómenos pero no que haya una sucesión necesaria, condición indispensable que establece el principio de causalidad.
Por tanto  no hay fundamento para esperar que en el futuro, de las mismas causas, deriven los mismo efectos.
Las conexiones causales son inferencias probables (no necesarias ), fundadas en asociaciones de ideas tales como han tenido lugar en el pasado, y que nos permiten creer que en el futuro también se darán. Suponemos que el futuro se parecerá al pasado. Y, ¿a qué se debe esto? Al hábito o costumbre y a la creencia.

4.  La costumbre y la creencia
La causalidad se reduce como hemos señalado a una forma de asociación de ideas (explicación psicológica) basada:
En el hábito o costumbre. La observación de fenómenos en constante conjunción hace que esta observación produzca una costumbre, una propensión de la mente, un puente asociativo por el cual la mente pasa de un modo natural de la idea de causa a la idea de efecto. Esto nos permite ir más allá de  la experiencia u observación.
Es el hábito, la costumbre de ver una sucesión regular entre dos fenómenos lo que nos lleva a la creencia de que esa misma asociación de fenómenos volverá a repetirse necesariamente.
La creencia es más un acto de sentimiento que de razón. No sabemos si en la realidad hay o no causas, para vivir nos basta la creencia; con la cual no diremos yo sé, sino yo creo. Creo que el mundo exterior existe, el yo existe… pero lo creo por estar acostumbrado, habituado a aceptarlo por asociación de ideas. Pero la existencia en si y por si de un mundo exterior a mis vivencias, eso no está dado en lo que yo puedo barajar; lo único que me es dado son las impresiones. Las cuales dirá Hume no sabemos de dónde proceden (para Locke procedían de un mundo exterior y para Berkeley de Dios). Pretender contestar a esta pregunta es ir más allá de nuestras impresiones y éstas constituyen el límite  de nuestro conocimiento. Tenemos impresiones, no sabemos de donde proceden y eso es todo.

5.   La moral
Hume es quizá el autor empirista que ha tenido más incidencia en el desarrollo de la teoría moral posterior, dando origen al Emotivismo Moral, llamado así por la importancia que concede al sentimiento como determinante de la acción. La  tesis fundamental  del emotivismo es que no hay posibilidad de explicar la moralidad sin recurrir al sentimiento. Se trata de una postura opuesta al intelectualismo moral. La moralidad se basa, no en la razón, sino en el sentimiento.
Hume se propone abordar el tema de la moral siguiendo el método experimental de razonamiento. Se trata de partir de hechos empíricos, en este caso, del comportamiento moral del hombre para averiguar a continuación los principios o elementos que confluyen en el mismo.
Para Hume el fundamento último de la moral no es la razón, sino el sentimiento moral. Hume no pretende decir que la razón no desempeñe  papel alguno en la vida práctica del hombre pero es un papel auxiliar. Puede ayudar, preparar para una acción, pero la acción es motivada por el sentimiento que es guiado por la experiencia de lo que resulta beneficioso o perjudicial.
Orientamos nuestras acciones mediante juicios morales. Hacemos lo que consideramos bueno e inhibimimos lo que consideramos malo. Pero el juicio moral supone conocer previamente lo bueno y lo malo y esto no puede ser establecido por la razón: no tenemos ni impresiones ni ideas en que basarnos sino que nos apoyamos en la vida emocional. Esto se pone de manifiesto en la mayoría de nuestras acciones, pues nos dejamos llevar más por las pasiones que por las ideas. Además el valor moral de los actos depende del sentimiento que suscitan en el sujeto. El sentimiento moral es un  sentimiento de agrado o desagrado, aprobación o desaprobación de las acciones. Y es similar en todos los hombres. Hay una común naturaleza humana que evita el peligro de subjetivismo tanto en la acción como en la valoración moral. La naturaleza humana es norma del sentimiento moral.
Y ¿qué es lo que determina el que aprobemos o desaprobemos una acción? Hume aduce como factor fundamental la utilidad, aunque no es el único, no se trata sólo de utilidad para el interés propio sino también para los demás, en este sentido hay un sentimiento de simpatía, una especie de compenetración con el bienestar o malestar de los otros que hace que aprobemos o desaprobemos aquellas acciones cuya bondad o maldad no nos afecta.
La felicidad individual es inseparable del bienestar colectivo.