lunes, 14 de febrero de 2011


COMENTARIO-ORIENTACIONES para comentar el texto DE KANT

 CONTESTACIÓN A LA PREGUNTA: ¿QUÉ ES LA ILUSTRACIÓN? 
INTRODUCCIÓN
El artículo Contestación a la pregunta: “¿Qué es la Ilustración”? Es uno de los estudios que, junto a una “Idea para una historia general concebida en sentido cosmopolita”, Kant, publicó en la Revista mensual de Berlín (1784). En estos dos artículos, aparentemente redactados a la ligera, podemos contemplar ya todos los fundamentos de la nueva concepción kantiana sobre la naturaleza del Estado y de la Historia.
En el artículo ¿Qué es la Ilustración? muestra Kant como  el hombre se encuentra ante un peldaño fundamental en la historia de la liberación humana: la época de la Ilustración.
Ilustración  significa el abandono definitivo de la minoría de edad del ser humano. Esta época es un ejemplo claro de la valentía del hombre, el cual, por fin, se ha servido de su inteligencia para pensar por sí mismo, dejando atrás tutores y consejeros manipuladores. Con la Ilustración se inicia, según Kant, el proceso de la propia liberación, que en la línea del progreso nos debería llevar a una auténtica época ilustrada. 
→ Este breve  texto de Kant, puede dividirse en DOS PARTES principales:

1ª PARTE: REQUISITOS PRINCIPALES DE LA ILUSTRACIÓN.
1.    Salida minoría de edad. (1)
2.    Causas de la minoría de edad.(2)
-       Uno mismo.
-       Pereza y cobardía.
3.    Peligros de permanecer en minoría de edad.
4.    Libertad uso público de la razón.
5.     
2ª PARTE: LA ILUSTRACIÓN EN LA ÉPOCA QUE A KANT LE TOCA VIVIR.
1.    Época ilustrada.
2.    Federico, príncipe ilustrado.
3.     Paradoja de la Ilustración.

1ª PARTE: REQUISITOS PRINCIPALES DE LA ILUSTRACIÓN.
1. El primer requisito de la  Ilustración, afirma Kant, es la salida del hombre de su autoculpable  minoría de edad, es decir, de su incapacidad para servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro. (1)
2.   Causas de la minoría de edad (2)
Según Kant, la primera causa explicativa de la minoría de edad es realmente uno mismo (autoculpable). Y es que  la causa de tal minoría no es la carencia de entendimiento sino la falta de valor y decisión para servirse uno mismo de su propio entendimiento, dejando que sean otros (tutores) los que rijan los destinos del propio pensar. De ahí que el lema de la Ilustración, afirma Kant, sea Sapere aude, es decir, atrévete a pensar por ti mismo.
La segunda de las causas de la minoría de edad son la pereza y la cobardía. Y es que resulta más cómodo, señala Kant, que, en vez  de asumir cada uno la responsabilidad de poner en marcha la propia capacidad racional del saber y del actuar, dejemos que  los demás piensen por uno mismo. Es muy cómodo ser toda la vida un menor de edad. Y somos menores de edad cuando, por ejemplo, dejamos que un libro piense por nosotros mismos, o que un tutor reemplace nuestra conciencia moral, o que nos sirvamos de un grupo para ocultar nuestras frustraciones y lograr así refugio y amparo a nuestras irresponsabilidades. 
3.   Peligros de permanecer en la minoría de edad (4)
Según Kant, son muchos los peligros que nos acechan si decidimos permanecer en la minoría de edad y bajo la tutela y la guía de otros. Entre tales peligros, Kant, señala los siguientes:
Los  tutores que tomado sobre sí la tarea de velar por nosotros se encargarán (debido a qué tal tutela no puede ser definitiva) de asustarnos con todos los peligros y sinsabores que nos acecharán en el momento en que demos el paso hacia una posible mayoría de edad.
Los tutores se encargarán también de atontar a los menores de edad, como animales domésticos, provocando en ellos la sensación de serles imposible caminar sin las andaderas en las que han sido encerrados. Fabricarán sujetos incapaces de caminar por sí solos y, por tanto, dóciles y fáciles de manejar.
Kant afirma que aunque es difícil salir de la minoría de edad, lo que es evidente es que surgen continuamente hombres que piensan por sí mismos (incluso tutores liberados de la cadenas de la minoría) y que dejan a su alrededor el espíritu de la estimación racional del pensar por uno mismo. Son los auténticos representantes de la Ilustración.
4. El uso público de la razón (5-6)
El segundo requisito de la Ilustración es, según Kant, la libertad de hacer siempre y en todo lugar, un uso público de la razón.
Lo que sucede, sigue afirmando Kant, es que por todas partes surgen limitaciones a tal uso ilimitado de la libertad. Así algunas voces afirman: razonad todo lo que queráis, pero obedeced. Pues bien, se pregunta Kant, como compaginar la necesidad de la libertad con la existencia de la obligación? Su respuesta es la siguiente:
Se puede hacer un uso público y un uso privado de la razón. El uso público implica una libertad total y sin límites. Es únicamente el uso privado de la razón la que puede tener limitaciones. El uso público de la razón se produce cuando alguien, en cuanto docto en una materia determinada, hace uso de su razón ante el gran público o ante el mundo de sus lectores .En este contexto no deben existir límites para la libertad de expresión. El uso privado de la razón es la utilización que uno hace de la misma en un determinado puesto  civil o de la función pública. En este contexto si caben límites a la libertad de expresión. Una serie de
 ejemplos para hacernos entender mejor lo que quiere decir: (6)
1.    No tendría sentido, afirma Kant, que un oficial reciba una orden de sus superiores y, al mismo tiempo quisiera argumentar en voz alta durante el servicio y ante los reclutas sobre la pertinencia o utilidad de tal orden. En este caso tiene que obedecer, es decir, hacer un uso privado de su razón y de su libertad. Ahora bien, no se le puede prohibir que, en cuanto docto y entendido en la materia, haga uso público de su razón, es decir, realice cuantas observaciones pueda y quiera acerca de los defectos del servicio militar.
2.    Un ciudadano no se puede negar a pagar los impuestos que le son asignados. Una crítica a tal carga, en el momento de tener que pagarlos, podría ser castigada. Tiene que pagar, es decir, hacer un uso privado de su razón y libertad. Ahora bien, tal ciudadano no actúa en contra el deber si, como docto, manifiesta públicamente su pensamiento contra la inconveniencia o injusticia de tales impuestos.
3.    Un sacerdote está obligado a catequizar a sus feligreses según la doctrina oficial de la Iglesia. Ahora bien, como docto, tiene plena libertad e, incluso,  el deber de comunicar al público sus pensamientos acerca de los defectos de tal doctrina, así como hacer propuestas para el mejoramiento de la institución eclesiástica. Por ello, el uso que un sacerdote hace de su razón ante sus feligreses puede ser meramente privada. En este contexto, no es libre puesto que expone algo ajeno, como es la doctrina oficial de la Iglesia. Ahora bien, como docto, el sacerdote en el uso público de su razón,   gozaría de una libertad ilimitada para servirse de ella y hablar en nombre propio. Así afirma Kant: pretender que los tutores del pueblo (en asuntos espirituales) sean otra vez menores de edad constituye un despropósito que desemboca en la eternización de las insensateces.
4. Ni  la iglesia, ni la sociedad  ni el monarca   pueden impedir la libertad del uso público de    la razón (7)
Según Kant,  la Iglesia como institución - Kant habla de un Sínodo de la Iglesia- no es quien para limitar la libertad en el uso público de la razón, es decir, realizar una interminable tutela sobre  cada uno de los miembros de la misma. Una actitud de este tipo excluiría, según Kant, toda posibilidad de Ilustración para el género humano.
Tampoco la Sociedad de una época puede limitar la libertad del uso público de la razón. Ello significaría colocar a tal sociedad en una situación tal que sería imposible ampliar el conocimiento y avanzar en el progreso de los distintos saberes. Limitar tal libertad sería un crimen contra la naturaleza humana, cuyo destino primordial consiste justamente en progresar. En este contexto, Kant se pregunta si una sociedad podría imponerse a sí misma una ley que limitara el uso de la liberta en el uso público de la razón. La respuesta de Kant es clara: únicamente sería aceptable (y de modo provisional) si implicara la existencia de una ley  mejor encaminada a introducir un nuevo orden que dejara libre a todo ciudadano, especialmente a los sacerdotes, para que en cuanto doctos, pudieran hacer las observaciones pertinentes, es decir, informar a la población acerca de las deficiencias de lo que se quiere derribar y de las bondades de lo que se quiere construir. Ahora bien, tal ley es provisional y nunca debería de ser inconmovible. Intentar que ello fuera así, significaría violar y pisotear los sagrados derechos de la humanidad.
Tampoco el monarca puede decidir acerca de las creencias de su pueblo. El verdadero monarca, para Kant, es aquel en donde su autoridad legisladora descansa en que reúne la voluntad de todo el pueblo a la suya propia. En este contexto, el monarca tiene que permitir a sus súbditos que actúen por sí mismos en lo que consideran necesario para la salvación de su alma. Y es que esta es una cuestión que no concierne para nada al monarca. Además agravia su propia majestad si se mezcla en estas cosas. 

2ª  PARTE LA ILUSTRACIÓN EN LA ÉPOCA DE KANT (8-11)
1.    Época ilustrada.
Kant establece una diferencia entre época ilustrada y época de la ilustración. Se pregunta si en su tiempo se vive una época ilustrada. Su respuesta es negativa. Afirma, sin embargo, que vive en una época de Ilustración.

PARA KANT LA ILUSTRACIÓN significa la capacidad que tiene el hombre para tomar sus propias decisiones, en lugar de dejar que otros las tomen por él. Lo único que considera indispensable Kant para que se logre la emancipación de los hombres es la libertad, entendida como simple libertad de expresión y de formación de las propias opiniones. Todos los hombres son capaces de ilustración y su falta no se debe a la ausencia de inteligencia, ya que Kant considera que todos los hombres están dotados de la capacidad de razonar, sino a la pereza y la falta de valentía. Cuando hay libertad resulta inevitable que las personas piensen por su cuenta y no tengan que ser como niños a los que todo el mundo les dice lo que tienen que hacer.

Vive una época de Ilustración ya que, en su tiempo, se ha abierto un gran espacio de libertad que muestran señales inequívocas de una disminución en los obstáculos que permiten llegar a una Ilustración general. En este sentido, el tiempo que le ha tocado vivir, señala Kant, es el tiempo de la Ilustración, es el siglo de Federico es, según Kant, un Príncipe que representa mejor que nadie el espíritu de la Ilustración. (8)
2.    Federico, príncipe ilustrado
Los rasgos siguientes lo demuestran claramente: (9-10)
1.    Considera su deber el no prescribir nada a los hombres en materia de tipo religioso, dejando una libertad plena al respecto.
2.    Incluso rechaza el pretencioso nombre de tolerancia.
3.    En cuestiones de tipo moral liberó al hombre de su minoría de edad.
4.    Bajo su mandato, clérigos dignos plantean, en cuanto doctos, sus opiniones divergentes con la doctrina oficial de la Iglesia
En último lugar, Kant describe lo que para él es la paradoja que plantea la época de la Ilustración.
Después de señalar que la minoría de edad en cuestiones religiosas es la más perjudicial y humillante, Kant, afirma que es aquí en donde puede percibirse la grandeza de un Príncipe de Estado que se ha atrevido a decir: ¡Razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced!
Pues bien, en esta máxima representativa del sentir de la Ilustración se nos muestra claramente una paradoja: por un lado, la existencia de barreras cuando se produce un mayor grado de libertad; por otro lado, la existencia de la posibilidad de desarrollar todas las facultades posibles cuando el grado de libertad es menor.
Kant está describiendo la relación dialéctica existente, dentro de la Ilustración, entre el uso público y el uso privado de la razón. Es evidente que, el uso público de la razón, aún exigiendo un libertad  total,  tiene el límite de que no puede usarse de modo privado. Por otro lado, es evidente también, que el el uso privado de la razón, aún exigiendo una limitación de la libertad, tiene la posibilidad de expresarse en toda su dimensión en el uso público de la razón.
Según Kant, el progresivo desarrollo de esta relación dialéctica entre uso público y privado, repercutirá gradualmente sobre el sentir del pueblo, con lo que el sentir ilustración impregnará progresivamente tanto la libertad de actuar del mismo, como el legislar del gobierno. Todo ello, conducirá a una auténtica época ilustrada en donde el hombre ya será tratado, no como una máquina, sino conforme a su dignidad
.